martes, 4 de agosto de 2015

HUNEDOARA, HISTÓRICA CIUDAD DE TRANSILVANIA.



Hunedoara es el centro de los territorios que el emperador (y rey de Hungría) Segismundo de Luxemburgo, entregó al padre de Janos Hunyadi (o al mismo Janos), dando origen a uno de los más poderosos linajes transilvanos de la Baja Edad Media. Durante la Edad Media Transilvania fue el feudo de grandes magnates húngaros. La humilde población se dedicaba a las duras labores agrícolas, y así fue durante siglos. 

Llegamos a Hunedoara bien temprano, cuando la ciudad despertaba del sueño/descanso nocturno. Aparcamos la autocaravana en el parking del castillo, aunque tuvimos que esperar hasta la hora de apertura del mismo (¿era a las 9.00 a.m.?). 




Viviendas nuevas, o renovadas, a las que se les han añadido rimbombantes cubiertas compuestas (una especie de barroco metálico), mayoritariamente encarnadas (coloradas, para que se me entienda), que tienden al rococó, es lo primero que llama la atención cuando vamos entrando en Hunedoara. (Lamentablemente no pudimos tomar ninguna fotografía). El ayuntamiento, situado junto a una pintoresca iglesia ortodoxa, muestra su puerta de entrada flanqueada por dos personajes históricos de la región: Avram Iancu y Iancu de Hunedoara. 

Situada en Transilvania, Hunedoara – en húngaro Vajdahunyad (el castillo de Hunyad) – un importantisimo centro metalúrgico era la capital medieval de uno de los clanes más poderosos de la región, los Corvino, liderados por el comandante Janos Hunyadi (Iancu de Hunedoara en rumano). 

Históricamente integrada en Hungría, esta ciudad que ha cambiado varias veces de nombre – Hungnod, Huniad, Hwnyadwar, Vayda Hunyadi – convertida en destacado núcleo industrial del hierro y el acero a partir de la Revolución Industrial, pertenece desde los años inmediatamente posteriores a la Gran Guerra, al estado de Rumanía (un hecho que sigue provocando fricciones entre los dos vecinos). 


La historia de la ciudad está estrechamente vinculada a la familia Corvino, un linaje de peso en la política europea bajomedieval, desde que en el año 1409 el rey húngaro Segismundo de Luxemburgo cedió el castillo y el territorio a Voicu (Vajk) Corvino, en agradecimiento por sus servicios militares prestados. Su hijo, Janos Hunyadi (que llegó a ser regente de Hungría) estableció aquí su residencia, convirtiéndola en el centro de sus posesiones. Otro de los miembros del clan que dejó aquí su impronta fue el rey húngaro Matías Corvino. 



En el colorido blasón de la ciudad están representados tres de sus símbolos; el castillo, el cuervo (emblema de los Corvino) y la siderurgia. 

En la colina del castillo se han descubierto artefactos líticos, lo que revela su temprana ocupación humana. Durante la Edad del Hierro, los dacios extraían metal de esta zona. En relación con esta actividad han encontrado restos de hornos de hierro en la colina cercana al castillo. La riqueza férrea de la zona atrajo también a los ambiciosos romanos, que se instalaron aquí tras las guerras dácicas. Para controlar y proteger la explotación minera, la legión XIII Gemina, cuyo cuartel general se encontraba en Apulum (Alba Iulia) construyeron aquí un pequeño puesto avanzado. 

Los siglos que siguieron a la retirada de Roma de la región, estuvieron marcados por un intenso trasiego de pueblos de diferente procedencia: godos, hunos, eslavos, magiares, pechenegos y cumanos. Hacia el año mil las principales fuerzas políticas y demográficas eran valacos, que lograron formar pequeños feudos, que acabaron sometidos por los magiares. Transilvania pasó a formar parte del recién nacido Reino de Hungría y Hunedoara se convirtió en zona de amortiguamiento para la corona húngara, frente a los pechenegos y cumanos que se habían establecido al sur de los montes Cárpatos. Más tarde llegaron a la región colonos sajones asentados por voluntad de Hungría y emigrantes zíngaros que procedentes de la India habían atravesado medio mundo para encontrar un nuevo hogar. 


La primera evidencia documental es de 1265, y menciona a Hungnod como un importante centro para el curtido de pieles y el procesamiento de la lana. Los campos y bosques circundantes proveían a la ciudad de materia prima, que llegaban por medio de aldeanos, tramperos y arrieros a los talleres y mercados del burgo. Otra actividad económica que se desarrollaba en Hungnod era la extracción de hierro y la metalurgia, especializada en la fabricación de armas y de herramientas y aperos. 

Desde el siglo XIV la ciudad es conocida como residencia de la familia Hunyadi. Janos Hunyadi reforzó el castillo (a la vez que su posición de fuerza), al mismo tiempo que Hunedoara se convertía en un importante mercado para el hierro. El rey Matías le concedió el estatus de ciudad libre de impuestos. Años después del año 1514 la ciudad sufrió las consecuencias de la revuelta campesina dirigida por Gyorgy Dozsa, que terminó aplastada y con su líder torturado y ejecutado. En el siglo XVI se estima la existencia de más de cien casas y una población cercana a los ochocientos habitantes, unas cifras considerables para la época. 


Poco más vimos de la ciudad. Una urbe mucho más grande de lo que pudimos intuir al llegar. Las auténticas dimensiones las atisbamos cuando intentabamos salir de ella. Creo recordar que nos perdimos dos o tres veces antes de poder salir y tomar la carretera que debía conducirnos al siguiente destino: Alba Iulia. 

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