Corría
el año 1997, andaba medio perdido, era un estudiante fracasado
incapaz de encontrar la motivación necesaria para terminar el BUP.
No recuerdo bien ni el día, ni el mes, y en el kiosko de la parada
de autobus de la Huerta Pley (quiénes la conozcan sabrán cual es mi
pueblo natal), encontré un número (más o menos atrasado) de la
revista Enigma, dirigida por el inolvidable Fernando Jiménez del
Oso, pionero del periodismo de misterios en España, cuyo artículo
principal (de portada) estaba dedicada al centenario de la
publicación de Drácula. Ahí empezó todo para mí. (Mi camino se
cruzó definitivamente con el de Jonathan Harker).
La
lectura de aquellos interesantes artículos sacaron a Drácula y a
los vampiros de las pantallas de cine y de las páginas amarillentas
de los libros que había en mi casa, y los ponían sobre la mesa.
¿Era posible estudiar con rigor ambas figuras?. Dos décadas después
me dispongo a reunir todas las notas que he ido tomando al respecto a
lo largo de este tiempo.
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